Cien años después, un aparato exactamente igual al que voló por primera vez en la historia quiso despegar... y no pudo. Ayer, con un tiempo notablemente peor que el que hubo hace un siglo -mucha lluvia y poco viento, justo al revés de lo que hacía falta-, las hélices de la réplica exacta del Flyer construido hace 100 años por Wilbur y Orville Wright empezaron a girar a mediodía en las dunas de Kill Devil Hills, la colina situada en los bancos de arena situados frente a la costa de Carolina del Norte. El prototipo del Flyer empezó a deslizarse por el carril de madera: a los mandos, tumbado y con la misma indumentaria y el mismo bigote que lucía Orville, el piloto Kevin Kochersberger, ingeniero mecánico del Instituto de Tecnología de Rochester, trató de despegar el aparato construido por el piloto jubilado Ken Hyde después de 10 años de trabajo y un millón de dólares aportados por diversas empresas. En lugar de las cinco personas que el 17 de diciembre de 1903 contemplaron los 12 segundos de vuelo y los 36,57 metros recorridos, ayer había 35.000 ansiosos y entusiasmados espectadores. Pareció por un instante que el aparato remontaba el morro, pero no fue así. El avión capotó en los charcos formados por la lluvia. Kevin Kochersberger bajó ligeramente la cabeza, pesaroso por la falta de colaboración del viento y de la historia, pero luego soltó una carcajada. Se pensó en repetir el vuelo horas más tarde, pero al final se desistió.
El avión intentó levantar el morro, pero capotó en los charcos formados por la lluvia
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Y es que, en realidad, el fallo sirvió para recordar que los hermanos Wright recorrieron un ingrato camino hasta "los 12 segundos que cambiaron el mundo", la frase más repetida en las celebraciones del centenario. El concepto, el desarrollo y las pruebas del Flyer se extendieron durante más de 10 años. Hubo varios intentos previos fracasados y, en 1901, un desesperado Wilbur Wright dijo que "los humanos no conseguirán volar en mil años". Pero siguieron adelante y, poseídos del desbordante optimismo americano, volvieron a intentarlo. Cuando todo estaba listo, los hermanos lanzaron una moneda al aire para ver quién iba a pilotar el aparato. Le tocó a Wilbur, pero la primera prueba, el 14 de diciembre, salió como la de ayer. Tres días más tarde, Orville hizo historia. Hubo en total cuatro ensayos y en el último, Wilbur consiguió estar 59 segundos en el aire y cubrir una distancia de 260 metros.
Bush se ahorró la prueba fallida, por razones de agenda, aunque participó en la jornada con un discurso previo en el que dijo que ya los testigos del histórico vuelo "sintieron que el mundo podía no ser el mismo" después de aquellos 12 segundos.
El presidente, sin duda, se benefició de los progresos en el dominio del aire: abordó a primera hora de la mañana el helicóptero Marine One para ir desde la Casa Blanca hasta la Base Andrews, en las afueras de Washington. Desde allí voló en el Air Force One hasta Carolina del Norte. Cambió el gigantesco Boeing 747 por otro helicóptero y así llegó a Kill Devil Hills en medio de la lluvia. "En el futuro, los vuelos adoptarán formas que ninguno de nosotros puede imaginar ahora mismo", dijo Bush, "pero nunca dejaremos de conmemorar la hazaña conseguida en aquella fría mañana en los arenales costeros de Carolina del Norte". "¡Lo hicieron, lo hicieron, maldita sea! ¡Volaron!", exclamó el presidente.
Bush no colmó las expectativas creadas sobre el anuncio de nuevos vuelos a la Luna, una idea que la Casa Blanca madura dentro de los planes electorales del próximo año, y eso que el actor John Travolta, que precedió a Bush, le dijo: "No sólo estoy a favor, sino que me presento voluntario para la primera misión". Bush prometió que "EE UU seguirá liderando el espacio" y le siguió la gracia al actor: "A partir de ahora le llamaremos el hombre de la Luna".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de diciembre de 2003