El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, dio ayer por cerrada la etapa de división interna en la federación durante el discurso inaugural de la VII Asamblea. También abogó por la renovación, una de sus consignas, aunque ayer llegó tan lejos que generó una fuerte polémica. Julio Anguita, el anterior coordinador IU, no aparecía en el vídeo sobre la historia de la federación, que fue retirado entre protestas.
Estaba sentado en una esquina, voluntariamente alejado de las cámaras, como un invitado más, pero se convirtió de todas formas en el protagonista de la jornada. Coordinador de IU durante 12 años, Julio Anguita no se creía lo que estaba pasando: "Se han buscado el problema ellos solos", comentó mientras Llamazares pedía perdón por un vídeo que, según su entorno, él ni siquiera había supervisado. "Quieren borrar todo lo viejo", se quejaban otros dirigentes.
Tras el escándalo, con pitidos incluidos, Llamazares presumió de haber logrado la pacificación de IU y dio por "felizmente superada" la etapa de división. La lista unitaria entre los dos grandes grupos, el del coordinador general y el de Francisco Frutos, secretario general del PCE, se da por segura, y sólo falta saber si los minoritarios presentarán lista alternativa o se sumarán a la mayoría. En la primera prueba de fuerza, la votación del informe de gestión, Llamazares recibió un voto de castigo: 434 votos a favor (72%), 94 en contra (16%) y 72 abstenciones (12%).
El coordinador defendió una de sus grandes apuestas: la "apertura de puertas" de IU para que vuelvan muchos de los que se fueron en los años de continuas divisiones y expulsiones, y también para que se incorporen jóvenes que se han sumado a las protestas contra la guerra y las reformas laborales del PP.
El coordinador general sostiene que, aunque no se hayan trasladado directamente a las urnas, esas protestas han generado una "repolitización" de la sociedad y han devuelto a la calle el debate derecha-izquierda que había quedado sepultado en los últimos años. Por eso cree que se pueden recuperar a esos jóvenes para las elecciones generales de marzo.
Lo cierto es que en la primera jornada de la Asamblea se podían ver entre los delegados muchas más caras jóvenes que nunca en una reunión de Izquierda Unida, que convivían con los dirigentes tradicionales. Una de las exigencias de la dirección era que al menos el 15% de los delegados de cada federación fuera menor de 30 años.
Esto es más evidente en organizaciones como el País Vasco, Cataluña o Valencia. En esta última, la cabeza de lista para las generales, Isaura Navarro, es una abogada laboralista de 30 años. Algo similar ocurre con Iniciativa per Catalunya. Joan Herrera, número uno por Barcelona, tiene 32 años.
Carrillo vuelve tras 20 años
El aspecto de estos jóvenes era muy distinto al de sus compañeros de la planta noble. Mientras IU organizó su Asamblea en la planta más baja del Palacio de Congresos de Madrid, en la sala principal, cientos de jóvenes vestidos de gala celebraban la fiesta de graduación del Instituto de Empresa. Allí no había barbas ni pelos largos, muy presentes cuatro plantas más abajo.
En contraste con esta juventud, el coordinador tuvo un oyente inusual. Santiago Carrillo, histórico dirigente del comunismo español, acudió a un acto de estas características por primera vez en 20 años. "He venido a escuchar a Llamazares. Antes no lo hacía porque nunca me habían invitado", explicó. Efectivamente, Anguita confirmó poco después que jamás llegó a proponer a Carrillo que acudiera a una asamblea de IU.
El veterano político, activo participante en tertulias, se mostraba convencido de que la única posibilidad de la izquierda de derrotar a la derecha pasa por acabar con el "centralismo" y tratar con más respeto y espíritu negociador a los Gobiernos vasco y catalán.
El larguísimo discurso de Llamazares fue interrumpido en varias ocasiones con aplausos, especialmente cuando atacó la política "dictatorial" del PP, que "ha restaurado el delito político".
También le cortaron cuando reivindicó el papel de la federación en varios Gobiernos autonómicos. Javier Madrazo, consejero de Vivienda en el Ejecutivo vasco, defendió su modelo de "federalismo de libre adhesión", criticado desde la minoría de esa federación. Sin embargo, los aplausos a Llamazares no llegaron a ser en ningún momento tan entusiastas como los que recibió la mención a la causa palestina, que envió una delegación al congreso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de diciembre de 2003