Hace unos días fui víctima de un robo en el que me sustrajeron la cartera. A pesar de que cancelé la tarjeta de crédito en pocos minutos, los ladrones consiguieron hacer uso de ella en las máquinas instaladas en el metro, donde se dispensan billetes para viajar en metro y autobús.
Estas máquinas no cuentan con ningún sistema para lograr la identificación del propietario de la tarjeta, ya que, evidentemente, no piden en documento nacional de identidad y tampoco la contraseña de acceso a la cuenta corriente.
Este hecho me parece absolutamente incomprensible. ¿Con qué justificación una entidad como Metro de Madrid facilita a través de sus dispensadores el acceso a una cuenta corriente sin ningún tipo de seguridad? ¿No es acaso responsable del uso indebido de esa tarjeta?
¿Por qué razones no se han diseñado con garantías para el usuario?
Lo más sangrante del caso es que, además, en algunas estaciones del metro los ladrones ponen a la venta los billetes de metrobus, obviamente obtenidos de forma ilícita. Alguien debería poner freno a esto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de diciembre de 2003