La nota firmada por Juan Arias sobre la expulsión de cuatro parlamentarios del Partido de los Trabajadores (PT) mezcla permanentemente la opinión con la información y es un descarado ataque a la gestión del Gobierno de Lula. Ya el titular, "La izquierda de Brasil se divide en protesta contra la política de Lula" es un claro signo de ello. La izquierda brasileña, y el oficialismo es parte determinante de ella, no se divide (en caso de que lo haga) contra la política de Lula, sino por la política de Lula. Y en este sentido hay que resaltar la continua labor de estos cuatro parlamentarios en contra de la disciplina partidaria. Cualquier partido disciplinado que se precie hubiera hecho lo mismo con estos cuatro personajes.
Llama poderosamente la atención la profusión de adjetivos calificativos a partir de que se identifica a los contestarios (y a sus seguidores) con la "izquierda más exigente del PT". ¿Por qué ellos son los exigentes y no Lula? Es más, todo lo que huele a extrema izquierda es superlativo: "tres de los grandes intelectuales del partido", "el mayor filósofo vivo de Brasil", etcétera. El clímax llega cuando se nos dice que "la profundidad de la crisis la evidenció el resultado de la votación" (55 votos por la expulsión, 27 en contra y una abstención), lo que implicaba teóricamente que "casi el 40% del directorio nacional se mostró contrario a la expulsión". El directorio nacional del PT lo integran 84 miembros, de modo tal que 27 votos en contra suponen sólo el 32,14%, una cifra algo lejana del 40% del que se nos habla.
El problema de fondo, para Juan Arias, parece ser que el PT se ha convertido en un partido "social liberal", ya ni siquiera social demócrata, con lo que esto supone para los sacrosantos valores de la ortodoxia de la izquierda. Habría que recordar que, sin los esfuerzos macroeconómicos que está haciendo el Gobierno de Lula para mantener en marcha, y creciendo si es posible, a la economía brasileña, nada de todo lo que quiere hacer sería posible.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de diciembre de 2003