Josu Jon Imaz, portavoz del Gobierno vasco y próximo presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en sustitución de Xabier Arzalluz, se planteó ayer dos grandes retos para su mandato: sacar adelante el plan Ibarretxe y construir un futuro para Euskadi "con nacionalistas y no nacionalistas". El Gobierno recibió la elección de Imaz con escepticismo, aunque el candidato del PP a presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, mostró alguna esperanza.
MÁS INFORMACIÓN
Rajoy espera que Imaz muestre "su mejor talante y retire el plan Ibarretxe". El vicepresidente del Gobierno Javier Arenas fue menos optimista: "Desgraciadamente, el cambio en el PNV no va a significar nada", afirmó. Los socialistas felicitaron a Imaz por resultar elegido "tras el proceso democrático" abierto por su partido para suceder a Arzalluz.
Imaz defendió la reforma del Estatuto de Gernika, que incluye la asunción de nuevas competencias en Justicia, Relaciones Internacionales y Hacienda, además de abrir la vía para ejercer el derecho de autodeterminación como "un proyecto de convivencia".
El futuro presidente del PNV quiere integrar en su Ejecutiva a su adversario en la votación, Joseba Egibar. Imaz aseguró ayer que había recibido muestras de simpatía de "todo el arco parlamentario vasco y del Estado español", lo que le anima "a seguir en la senda de búsqueda de espacios de colaboración".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de diciembre de 2003