Las intensas lluvias caídas estos días en Filipinas han dejado ya más de un centenar de muertos, algunos de ellos enterrados vivos por masivos desprendimientos de tierra y lodo que han cubierto o arrrastrado numerosas casas de los pueblos de San Francisco y Liloan, en la sureña provincia de Leyte. Según la Oficina de Defensa Civil ya se han recogido 49 cadáveres pero hay un alto número de desaparecidos, lo que podría elevar la cifra total de fallecidos. La gobernadora de la provincia de Leyte del Sur, Rosete Lerias, ha reconocido que sólo en San Francisco los muertos son más de 50.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, ordenó ayer a las Fuerzas Armadas que movilicen a sus hombres y recursos para colaborar con las agencias civiles en las tareas de rescate de las víctimas. La jefa de Estado anunció que prepara un viaje especial a la región. Sin embargo, la visita deberá esperar a que las lluvias se calmen en el sur de este archipiélago de 7.100 islas y 85 millones de habitantes, porque la Oficina de Meteorología advirtió de que seguirán las precipitaciones. La estación lluviosa, de junio a noviembre, deja una media anual de 15 tifones. Las lluvias ininterrumpidas en cuatro regiones del sur han dejado ya unos 45.000 damnificados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de diciembre de 2003