Así que han detenido a Sadam Husein. Antes de que nos fundamos en la autocomplacencia, no nos olvidemos que no se hizo esta guerra para capturarle a él, sino para encontrar unas supuestas armas de destrucción masiva, que siguen sin aparecer, y para liberar al pueblo iraquí, que ahora parece que no le gusta tanto la forma en que le hemos liberado. El verdadero momento de alegrarse será cuando se localicen y desactiven dichas armas, y consigan que el pueblo iraquí tenga la autodeterminación, o sea, la libertad que le hemos prometido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de diciembre de 2003