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Bush asegura ante una periodista israelí que hay que "deshacerse" de Arafat

El 'número dos' de Sharon alerta sobre el desplazamiento de miles de colonos judíos

El presidente de EE UU, George Bush, afirmó, por primera vez, que hay que "deshacerse" del líder palestino, Yasir Arafat. Esta declaración, efectuada a una periodista israelí cinco días después de que las tropas norteamericanas capturaran al dictador iraquí Sadam Husein, amenaza con provocar una tempestad en Oriente Próximo, ya que podría suponer el fin de la política de protección que la Casa Blanca ha venido ejerciendo en torno al máximo responsable de la Autoridad Palestina, sobre el que de manera permanente gravitan las amenazas israelíes.

"Tenemos que deshacernos de él", aseguró en tono confidencial y personal Bush a la periodista Orly Azulay, corresponsal del periódico israelí Yedioth Ahronoth en Washington, durante la recepción celebrada con la prensa en la Casa Blanca por las fiestas navideñas.

Bush, asegura Azulay en un artículo publicado ayer, hizo estos comentarios el pasado viernes, en un momento de extraordinaria euforia para el mandatario, no en vano cinco días antes las tropas norteamericanas habían logrado capturar en las cercanías de Tikrit al ex presidente iraquí Sadam Husein, y los índices de popularidad de Bush subían imparables, y ponían fin a un constante y dramático descenso.

Las intenciones de Bush con respecto a Arafat, confirmadas a la periodista israelí por los ayudantes de la Casa Blanca, suponen un giro inesperado de 180 grados en la política de EE UU hacia el presidente palestino, a quien Washington ha protegido contra viento y marea durante los tres últimos años de las amenazas israelíes, que sugerían su expulsión o eliminación. Esta política de protección llevó incluso en su día a que Bush hiciera jurar a Sharon que no iba a atentar contra Arafat ni a proceder a su expulsión.

Las palabras de Bush podrían convertirse en una amenaza real para el presidente palestino, sobre todo ahora que la Casa Blanca ha decidido reanudar sus esfuerzos para tratar de resolver el conflicto israelo-palestino, antes de meterse de lleno en la campaña presidencial, que se iniciará dentro de tres meses.

Escudo humano

La situación de Arafat se ha debilitado además, en los últimos meses tras el fin del mandato del emisario de la Union Europea en la zona, Miguel Ángel Moratinos, que durante cuatro años ha estado actuando de escudo humano del presidente palestino. "Ahora es el momento de hacer cosas en Oriente Próximo y estoy determinado y comprometido a hacerlo. Puedes estar segura de que he hecho mucho hasta ahora y voy a seguir haciéndolo", concluyó el presidente norteamericano a la periodista Azulay, en unas palabras que para los palestinos parecen ahora cargadas de amenazas.

Las confidencias de Bush a la periodista israelí suponen un espaldarazo y un bálsamo para el primer ministro, Ariel Sharon, que desde el viernes se ve confrontado al fuego cruzado de las críticas internas por el plan de separación que anuncio el viernes en Herliya. Este plan prevé una serie de medidas unilaterales para resolver el conflicto israelo-palestino, entre las que se encuentra el trazado de unas nuevas fronteras con los territorios de Cisjordania, e incluye el repliegue de las tropas hebreas de las zonas ocupadas y el traslado de numerosos asentamientos de Cisjordania y Gaza, sobre todo de los más vulnerables a zonas más protegidas, para evitar así el enfrentamiento y los roces con los palestinos.

El viceprimer ministro israelí Ehud Olmert, ex alcalde de Jerusalén, uno de los hombres fuertes del partido nacionalista Likud, alertó ayer al Gobierno, en el transcurso de la reunión semanal, de los peligros que implica llevar a cabo el plan de separación sugerido por Sharon. Olmert opina que el proyecto afectará a "decenas de miles" de colonos y añadió que será un "proceso doloroso, que nos romperá el corazón", ya que, en su opinión, podría provocar "una confrontación de proporciones desconocidas en la vida de este país".

Los vaticinios de Olmert amenazan con confirmarse. En el Likud se ha abierto ya un frente de rechazo al plan de Sharon y se reclama la apertura de un debate interno. Los colonos, por su parte, han empezado a movilizarse en torno al asentamiento ilegal de Migron, que el Gobierno quiere desmantelar, y que podría convertirse en el primer pulso entre los colonos y el primer ministro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de diciembre de 2003