La entrega y el oficio de Zotoluco son la base de su éxito. A su débil primer adversario, hecho un poste lo lanzó con suavidad y quitó por ajustadas chicuelinas. En su valiente faena, retratando la muleta hizo embestir al tardo pero fijo oponente y con temple y mando lo toreó. En su sedoso muleteo destacaron sus series de profundos redondos y naturales en los que barrió la arena corriendo la mano a cámara lenta. A Golondrino, su segundo enemigo, con maestría lo colocó al caballo. Lo hizo acudir a la bayeta y acabó jugando con la fijeza y claridad del ejemplar. Su emotivo trasteo provocó los gritos en el tendido de "torero, torero". Nuevamente su fallo con la toledana le costó el bien merecido trofeo.
Carranco / Zotoluco, El Fandi, Amaya, Santos.
Seis toros de Carranco, justos, sin fuerza; descastados, nobles, salvo 3º, 5º y 6º; sosos. Uno de Arturo Huerta para rejones; manso, y regalo del sobrero de 3. Eulalio López (Zotoluco): oreja; aviso y al tercio. David Fandila: palmas; silencio. Alejandro Amaya: silencio; dos avisos y abucheos. Rodrigo Santos: silencio; aplausos. Monumental Plaza México, 21 diciembre, 8ª corrida, un tercio de entrada.
Con su primero, El Fandi desperdició a Antiparro, un toro de carretilla. Eso sí, puso de pie a la concurrencia con su espectacular estilo de banderillear caminando hacia a atrás (la moviola) y uno al violín. En su muleteo, como la concurrencia estaba molesta empezó a gritar "toro, toro" porque, a juicio de ellos, la calidad de la res estaba por encima de la calidad del muleteo de El Fandi. No pudo con su incierto segundo y el animal terminó aburriéndose y escupiéndose de la suerte yéndose a barbear las tablas. Nunca lo pudo meter al engaño. Con este ejemplar ni siquiera estuvo bien con los palitroques, que es su fuerte. Parte del público salió desilusionado de la actuación de este diestro pues esperaban más de él.
Mala suerte tuvo Alejandro Amaya pues cargó con un lote áspero y peligroso. A su primer burel le aguantó las embestidas descompuestas y no pudo lucirse. Como Rodrigo Santos no pudo hacer su buen toreo, con su distraido primer cornúpeta regaló el sobrero. Éste fue fiero y el rejoneador mejoró su actuación y llevó la emoción a los tendidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de diciembre de 2003