Poco debe confiar Esperanza Aguirre en los suyos para intentar liar a un socialista como comisionado de las listas de espera. Y eso que no creo que lograr el objetivo de disminuir la "lista de espera quirúrgica" -aquí está el engaño a los ciudadanos- sea difícil de conseguir. Se trata simplemente de concertar más actividad con los centros sanitarios privados, es decir, privatizar la atención sanitaria un poco más. Naturalmente, manteniendo la inactividad de los centros públicos por la tarde y soportando un coste de subactividad inusitado.Todo para que los médicos de los centros públicos puedan trabajar por la tarde en la "privada" (¿se imagina usted a los ingenieros de la Ford trabajando por la tarde en la Renault?). Como decía, el truco está en lo de la "lista de espera quirúrgica", dicho así, de forma indiscriminada. Porque, ¿qué les parece más injusto, disminuir la espera de los pacientes que tienen que operarse de un quiste sebáceo o disminuir el retraso de aquellos pacientes que están en lista de espera de la consulta de los médicos especialistas o en lista de espera de las exploraciones diagnósticas, donde a veces el tiempo perdido es un factor decisivo en el pronóstico de la enfermedad?
Por si alguien le pide alguna vez equidad -igual trato para igual necesidad-, a doña Esperanza sólo se le ha ocurrido buscar una coartada. Por cierto, ¿en Madrid existe un defensor o defensora del paciente? Si lo hay, que lo/a destituyan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de diciembre de 2003