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Grises despedidas en la Nochebuena

El Madrid se enfrenta al Ulker de Estambul en el último Torneo de Navidad que se disputa en el Pabellón Saporta

Ni el Madrid de baloncesto es lo que era, ni el Torneo de Navidad significa lo que significaba, ni el antaño flamante Pabellón Raimundo Saporta -inaugurado el día de Reyes de 1966 como simple Pabellón de la Ciudad Deportiva para la primera competición de estas fiestas- está a la altura de su historia ni tendrá siquiera sustituto en la zona. Hoy, la tarde de Nochebuena, será un día de grises despedidas en la cancha del paseo de La Castellana.

El Madrid fue durante muchos años la referencia baloncestística española y europea: 28 Ligas ganadas (la última, en 2000), 22 Copas (la última, en 1993), ocho Copas de Europa (la última, en 1995), cuatro Recopas, una Korac, tres Intercontinentales... El Madrid actual, dirigido por Julio César Lamas, lucha para poder participar en la Copa, pena en la Liga y sufre en la Copa ULEB, competición que no alcanza ni el nivel de la desaparecida Korac.

"El Torneo de Navidad", dice Lolo Sainz, coordinador de baloncesto del Madrid, "era el más importante del mundo tras el del Madison Square Garden neoyorkino". Dos días, cuatro conjuntos. Llegaban a la capital los mejores de Europa: el Maccabi de Tel Aviv, el Jugoplastika de Split, el TSKA de Moscú... Reducido a la Nochebuena, este año contará (19.00 horas) como único invitado con el Ulker de Estambul. Antes (17.00), los veteranos recordarán su juventud.

El Pabellón Saporta, pequeño, incómodo aun remodelado, condenado a la piqueta, no tendrá heredero en el área, que será invadida por gigantescas torres de oficinas, pese a que la construcción de un macropabellón de 20.000 asientos fue condición imprescindible para la recalificación de los terrenos. Cuando caiga, y aún en obras el Palacio de la Comunidad, el Madrid de baloncesto, por si le faltaba poco, será un club errante, sin domicilio propio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de diciembre de 2003