El joven Lee Boyd Malvo, de 18 años, uno de los dos francotiradores que aterrorizaron la zona de Washington el año pasado, no será ejecutado. Ocho mujeres y cuatro hombres deliberaron durante más de ocho horas antes de proponer que el joven sea condenado a cadena perpetua. Según las leyes de Virginia, donde ha sido juzgado, podían haber recomendado la máxima pena
Ahora corresponde a la juez encargada en el tribunal de Chesapeake (Virginia) decidir si acepta la sentencia propuesta. Su veredicto tendrá lugar el 10 de marzo.
Malvo fue declarado culpable hace una semana de asesinato y terrorismo por la muerte el 14 de octubre de 2002 de la agente del FBI Linda Franklin. En noviembre, otro jurado recomendó que su cómplice en los 10 asesinatos, John Allen Muhammad, de 42 años, fuera ejecutado. La decisión final del juez de se conocerá en febrero.
La defensa de Malvo, que era menor de edad cuando cometió los asesinatos, argumentó que su cliente había actuado manipulado por su compañero. En ese tiempo, dijo su abogado, Boyd no era capaz de distinguir el bien del mal.
En su primera declaración policial, Malvo había reconocido la autoría de todos los asesinatos, pero después se desdijo y sólo admitió el último, por el que ahora ha sido condenado en Virginia. Ambos fueron detenidos a finales de octubre de 2002, tras una serie de ataques que dejaron diez muertos y tres heridos en la región de Washington.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de diciembre de 2003