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Cinco muertos tras estallar un coche bomba en la capital política del Kurdistán iraquí

Perecen cuatro soldados de EE UU en Samarra y Bagdad en acciones de la resistencia

La campaña de las tropas de EE UU para frenar los ataques de la resistencia, intensificada desde la captura de Sadam Husein, el 13 de diciembre, no ha logrado resultados. Durante la Nochebuena y el día de Navidad, nueve personas han muerto en Erbil (Kurdistán) y en Samarra, un centenar de kilómetros al norte de Bagdad. La capital vivió un día de ataques menores contra las embajadas de Irán, Turquía y Alemania, y grandes explosiones durante la noche.

En la ciudad kurda de Erbil, sede del Gobierno autónomo instaurado en 1991 tras la primera guerra del Golfo, un coche bomba conducido por un suicida mató a cuatro personas, además del rebelde. Dos de los fallecidos eran guardias de seguridad del Ministerio del Interior. También perdió la vida una niña de 13 años. Este atentado es especialmente significativo, pues supone que la resistencia comienza a adentrarse también en el norte, un terrero en teoría hostil.

Samarra es un bastión de seguidores del ex dictador. Las fuerzas norteamericanas han desatado allí alguna de las redadas más importantes contra los grupos de la resistencia. El miércoles, tres soldados murieron en Samarra cuando estalló una bomba al paso de su convoy. Éste es uno de los métodos más empleados por los insurgentes. A veces ocultan los artefactos en perros muertos que jalonan las carreteras iraquíes.

Otro soldado de la 1ª División Blindada falleció en la madrugada de ayer tras estallar una mina en una carretera al norte de Bagdad. Se eleva a 206 el número de militares norteamericanos muertos desde que George W. Bush anunciara el 1 de mayo el fin de la guerra.

El miércoles, cerca de las nueve de la noche (las 19.00 en la península), dos individuos lanzaron desde un coche en la margen derecha del Tigris un proyectil de mortero contra el hotel Sheraton, situado en la otra orilla del río y en el que se alojan numerosos empresarios de EE UU, agentes de seguridad y parte de los periodistas. Nadie resultó herido. Los agresores huyeron en un par de vehículos. Sólo el tejado del hotel de 19 plantas resultó ligeramente dañado.

El día de Navidad, tal como auguraron responsables estadounidenses, fue una jornada repleta de incidentes en la capital iraquí. Los resistentes lanzaron al menos media docena de cohetes y granadas contra varias embajadas y, de nuevo, contra el mencionado hotel, en cuya octava planta impactó una granada lanzada, esta vez, desde la margen izquierda del río. No hubo víctimas, aunque una mujer, cliente del establecimiento, tuvo que ser trasladada a un hospital.

Los rebeldes dispararon también, a las seis de la mañana (04.00 en la península), tres o cuatro misiles contra las instalaciones de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA), situadas en varios edificios y palacios del derrocado dictador en el centro de Bagdad. Tampoco hubo víctimas, según fuentes castrenses. Pero un civil iraquí pereció horas después en el centro de la ciudad tras la explosión de una bomba al paso de un pequeño autobús, según la policía. Asimismo, fueron atacadas con armas ligeras y granadas las embajadas en Bagdad de Irán, Turquía y Alemania.

Todos estos atentados se producen pese a la campaña que desde hace casi un mes ejecuta el Ejército estadounidense en la mitad norte del país, especialmente en el denominado triángulo suní, zona comprendida entre las ciudad de Bagdad, Ramadi, 100 kilómetros al oeste de la capital, y Tikrit, localidad natal de Sadam Husein.

A las diez de la noche de ayer decenas de explosiones se escucharon en Bagdad, tres de ellas muy fuertes y próximas a la CPA. Se escucharon además el sonido de las alarmas y ruido de ametralladoras. Según portavoz militar estadounidense todo era parte de la operación Apretón de hierro, que se desarrolla principalmente en el sur de la capital, en Al Dura, y que se ha intensificado en los últimos días. Cientos de personas, supuestos sospechosos de pertenecer o colaborar con la resistencia, han sido capturadas.

Pero las tres explosiones fuertes de anoche eran distintas, ya que no es habitual que salten las alarmas. Al parecer éstas pertenecen al recinto donde se asienta la CPA y fueron activadas para alertar al personal de que se estaba produciendo un ataque. Varias columnas de humo eran visibles desde el Sheraton, pero los estadounidenses no informaron de daños.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de diciembre de 2003