Una vez más, y coincidiendo con las fechas festivas de la Navidad y Reyes, a caballo entre dos años, nos bombardea la publicidad. Algunos anuncios me hieren particularmente. Hace cuatro años adquirí un móvil. En el momento de la venta todo era perfecto: rapidez en la carga, amplia cobertura, excelente servicio posventa incluyendo baterías de recambio sin ningún tipo de problema.
En cierta ocasión tuve que realizar una llamada para informar a mi familia de que un imprevisto obligaba a retrasarme unos 20 minutos. Se pueden imaginar lo que ocurrió: ¡no había cobertura! Como es natural y con el paso del tiempo mi batería se ha agotado.
He revuelto cielo y tierra buscando otra que la sustituya, pero se me han cerrado todas las puertas. El tipo de batería que tengo se encuentra agotada y debido al enorme tiempo transcurrido desde la adquisición del teléfono móvil -cuatro años- me ofrecían la posibilidad -era una "atractiva oferta"- de adquirir un móvil nuevo. Recapacito y entiendo que el equivocado soy yo: ¿A quién se le ocurre buscar una batería fabricada en el siglo pasado?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de diciembre de 2003