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Reportaje:

Shanghai se hunde

La explotación de los acuíferos y los rascacielos provocan que el nivel del suelo descienda rápidamente

Aplastada por la explotación de los acuíferos y el ejército de rascacielos que han surgido en la ciudad en la última década, Shanghai se hunde. Un poco cada día, inexorablemente, sin perdón, hasta el punto de que en el año transcurrido hasta septiembre pasado, el preciado suelo de la antigua perla de Oriente ha cedido 13 milímetros, tres más que la media de los últimos años.

La situación ha hecho saltar las alarmas del gobierno municipal, que ha advertido que puede causar graves problemas en las infraestructuras subterráneas, como líneas de metro y túneles, debido a la deformación del terreno. Los geólogos aseguran que el apetito voraz por las grandes torres y la explotación del agua subterránea han provocado un fenómeno que de no ser atajado situará la urbe por debajo del nivel del mar algún día.

No mañana. Dicen que ocurriría dentro de más de cuatro siglos. Pero vista la historia -desde 1921, el nivel de Shanghai ha bajado más de dos metros, lo que ha obligado a elevar continuamente los diques de protección contra las inundaciones-, han decidido tomar medidas.

"Queremos limitar el ritmo de descenso anual a menos de cinco milímetros para 2020, pero va a ser muy difícil", ha asegurado Liu Shouqi, miembro del Departamento de Vivienda y Suelo. Para ello, las autoridades han aprobado una normativa que pone techo a la altura y la densidad de construcción en el centro y están inyectando agua en las reservas subterráneas.

Shanghai tiene 3.000 edificios de más de 18 pisos y otros tantos en obras. Y un centenar superan los 100 metros. Las torres de viviendas, que se reproducen por todos lados como gigantescas fichas de dominó, los rascacielos de oficinas y los pasos elevados -algunos de cuatro niveles- han hecho del corazón económico de China una metrópolis de ciencia-ficción. Sólo algunas casas bajas han sobrevivido a la euforia inmobiliaria, que ha transformado completamente la ciudad desde que en 1990 el Gobierno central le acordó privilegios especiales para convertirla en la joya del imperio.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de diciembre de 2003