El 18 de diciembre, el pleno de Castelldefels aprobó la construcción de un hotel de cinco estrellas en la playa de Bellamar.
Lo más chocante fue la postura del miembro de gobierno de ICV: ni una sola palabra en defensa de la ecología y de la costa catalana. Mientras tanto, su colega de EUiA no decía ni pío: se limitó a alzar el brazo para aprobar el proyecto. Y para acabar de rizar el rizo, el grupo municipal de CiU también votó a favor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de diciembre de 2003