Quisiera agradecer la inmensa labor que está realizando el Servicio de Hepatología del Clínico de Barcelona.
En el tiempo de espera y preparación para el trasplante de hígado realizado a mi esposa, he podido comprobar el desbordamiento de trabajo al que se ven sometidos en este servicio. Sólo una buena organización, preparación y voluntad pueden soportar esta presión permanente.
Son aún recientes las noticias que señalaban las dificultades económicas de esta macroinstitución. La falta de ayuda de organismos competentes, por no decir el impago de facturas de servicios prestados a los ciudadanos, está haciendo tambalear a una institución líder en investigación médica y necesaria para la comunidad a la que sirve.
En una época en la que instituciones públicas y organizaciones privadas alardean de ser mesías salvadores, se desatienden necesidades más próximas que deberían paliarse, en primer lugar, con el dinero recaudado.
Desde mi condición de ciudadano de a pie, y con la esperanza de que esta reflexión llegue a las personas con poder en la Administración de los recursos públicos, pido corresponsabilidad y realismo para afrontar los problemas económicos del Hospital Clínico de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de diciembre de 2003