Manuel Filiberto de Saboya, hijo del heredero de la última familia reinante en Italia, ha tenido su primera hija, que recibirá el nombre de Vittoria, fruto de su matrimonio con la actriz francesa Clotilde Courau, según ha informado un comunicado de la casa real italiana. El alumbramiento tuvo lugar el domingo en Ginebra (Suiza), en donde reside la pareja y "tanto la madre como la hija se hallan en perfectas condiciones", según indicó la misma fuente. La boda de Filiberto de Saboya se celebró el pasado 25 de septiembre en la basílica de Santa María de los Ángeles de Roma y fue calificada como la "boda del año", ya que tuvo lugar después del fin del exilio de la familia real italiana. Convertida en un gran acontecimiento al que asistieron más de 1.300 invitados, entre los que estaban el príncipe Alberto de Mónaco, que actuó como testigo del novio, y otras figuras conocidas como el modisto Valentino, el cantante Johnny Hallyday y gran parte de la nobleza italiana. La decisión de casarse en Roma supuso un gesto de gratitud hacia el Gobierno italiano por haber puesto fin a su exilio, según admitió el propio Manuel Filiberto, de 32 años, nieto del último rey de Italia, Umberto II. El "príncipe Saboya" pisó por primera vez suelo italiano junto con su padre, Víctor Manuel de Saboya, en diciembre de 2002, como simples ciudadanos después de que el Parlamento derogara una disposición constitucional que prohibía, desde 1948, la entrada en el país a los herederos varones de la casa real por su colaboración con el régimen fascista de Benito Mussolini. Manuel Filiberto es asesor de un banco helvético y adquirió cierta popularidad en Italia al trabajar años atrás como comentarista deportivo en televisión. Su esposa, Clotilde Coreau, de 34 años, es una actriz con más de veinte películas en su haber. Su boda provocó las críticas de algunos círculos monárquicos italianos, en especial después de la publicación en algunos medios de imágenes de Coreau desnuda, que proceden de algunos de sus filmes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de diciembre de 2003