Por primera vez desde que sucedió la tragedia, los saqueadores han aparecido en la escena del terremoto. La mayoría son de los pueblos cercanos, gentes sin trabajo y en la miseria -Kerman es una de las provincias más pobres de Irán- que tratan de sacar de entre los escombros lo que sea. En algunas casas era posible ver las disputas entre los que excavaban y los que decían que eran los propietarios de la tienda. "Muéstrame los documentos de que esta tienda es tuya", decía un hombre que rebuscaba ayudado de una pala y dos amigos a otro que protestaba. "¿Cómo voy a mostrártelos si están bajo los escombros?", le gritaba el otro ante un puñado de curiosos.
Mohamed Nanyú, que vive en la capital provincial, Kerman, a unos 200 kilómetros de Bam, arremete contra el Gobierno islamista "empeñado en ayudar a palestinos, afganos y otros mientras abandona a su pueblo. Si estas casas hubiesen estado bien construidas no habría muerto tanta gente. Es imperdonable, sobre todo después del terremoto de 1990, que costó la vida a 37.000 personas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de diciembre de 2003