Lo suponía. El diputado general de Vizcaya es un maestro en el arte de sacar dinero y otro maestro en el arte de gastarlo. Para sacar dinero, léase, la plusvalía de sus solares en Bilbao, no hay quien le gane. Para gastarlo, tampoco, aunque le parezca más útil prodigarlo en equipos de fútbol o ciclismo profesional que en la estación de ferrocarril en Miribilla, utilizable por ocho mil vizcaínos. Alega la Diputación que el transporte no es de su competencia. ¿Lo son acaso la Liga Española de Fútbol Profesional y el Tour de Francia?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de diciembre de 2003