Nunca un español había ganado un gran premio de fórmula 1. Lo logró él en Hungría. Nunca el automovilismo había creado tanta adicción. Él puso la droga de su joven osadía al volante. Ahora se trata de confirmarse en la élite.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de diciembre de 2003