Una de las últimas analfabetas de Rusia vive en una pequeña aldea del Cáucaso, en la república autónoma de Adiguea. Que no haya recibido educación alguna se debe a que Kits Yagánova nació en el siglo antepasado. La vecina de la aldea de Jot es probablemente la mujer más anciana del planeta -125 años, según su documento nacional de identidad-, pero sus parientes dicen que no escribirán al Libro Guinness de los récords, porque no les interesa la fama. Como la mayoría de los adigueos, la señora Yagánova es musulmana, y su marido realizó tres veces la peregrinación a La Meca, pero ella nunca salió de Adiguea. Su esposo también tuvo una vida longeva y dicen que murió a los 150 años. Yagánova tiene una hija, cuatro nietos, dos bisnietos y un tataranieto. La anciana -que además de no saber leer ni escribir, no habla ruso, sino sólo el adigueo, una lengua caucásica- todavía lleva una vida activa y trabaja en su huerto, en el que cultiva hortalizas y cría gallinas. Precisamente el huerto es el que le permite sobrevivir, ya que su pequeña jubilación sólo le alcanza para los medicamentos y la electricidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de enero de 2004