Hay grupos que se plantean como una salida profesional que permita a sus componentes ganarse la vida el mayor tiempo posible. Otros parten de un planteamientos muy distinto. Es el caso de Kuraia, un cuarteto que debutó hace dos años con intención de no grabar nada más, ya que suponía la reunión de cuatro músicos ya ocupados en otras tres bandas: Dut, Anestesia y los zaragozanos El Corazón del Sapo, cuyo vocalista canta aquí en euskera. La aventura no iba más allá del simple capricho, pero la buena acogida tanto al disco como a su puesta en escena, les ha empujado a publicar un segundo álbum, Iluntasunari barre (Metak). Sus 12 canciones presentan rasgos de punk rock, metal y hardcore, junto a algún detalle que casaría con un grupo noise, y confirman a sus intérpretes en la senda de una suerte de rock veloz basado en la intensidad de las guitarras eléctricas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de enero de 2004