Los insurgentes reaparecieron ayer en Faluya, una de las ciudades más hostiles a la ocupación norteamericana, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad, en el denominado triángulo suní. Los rebeldes derribaron un helicóptero de observación matando a un piloto e hiriendo a otro, según reconoció un portavoz militar estadounidense. Un policía iraquí que trabajaba junto a las tropas estadounidenses en un puesto de control aseguró que el aparato fue abatido por un misil.
Desde el pasado 12 de junio, fecha en la que fue alcanzado el primer helicóptero del Ejército de EE UU, ocho han sido destruidos por el fuego de la resistencia. Un total de 39 soldados han perdido la vida en estos ataques. Con la víctima mortal de ayer son ya 213 los uniformados muertos desde el 1 de mayo, día en el que el presidente George W. Bush declaró el fin de la guerra.
Por otro lado, el mando militar norteamericano dijo ayer que la víspera los soldados se incautaron de lanzagranadas, un mortero, un fusil Kaláshnikov, dinamita, granadas artesanales y material para fabricar bombas en la mezquita de Yama Ibn Taimiya, en el oeste de Bagdad. Este templo está regido por clérigos suníes salafistas, una rama fundamentalista del islam. Un total de 21 personas fueron detenidas en la operación, entre ellas el imam Mahdi Ahmed Sumaiday. La reacción de los fieles suníes durante la plegaria de ayer y en una manifestación posterior, en la que participaron unas 300 personas, fue furibunda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de enero de 2004