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París mantiene la tesis del accidente hasta que se hallen las 'cajas negras'

En el Ministerio de Asuntos Exteriores francés, 20 funcionarios trabajan relevándose, 24 horas sobre 24, para atender las llamadas de quienes se interesan por el accidente del Boeing 737 de Flash Airlines. "El peor momento lo he pasado al tener que comunicarle a una persona que cinco miembros de su familia habían muerto en el accidente", explicaba ayer uno de los miembros de la célula de crisis. "El sábado hubo que atender más de 5.000 llamadas telefónicas. Muchas eran de familiares y amigos de las víctimas, pero otras de personas que desconocían en qué compañía y qué día viajaban los suyos", agregó el funcionario.

La muerte de los 133 franceses sigue atribuyéndose, oficialmente, a un accidente. "Nada permite privilegiar la hipótesis de un atentado terrorista", repiten los diversos ministros que se han apresurado a mostrar su disposición a poner todos los servicios del Estado al servicio de los familiares de las víctimas y del rescate e identificación de los cuerpos. "Tenemos que discutir aún con los familiares para saber qué tipo de acto u actos de homenaje y recuerdo desean que organicemos en Egipto", manifestó ayer el secretario de Estado francés de Exteriores, Renaud Muselier.

"Hemos instalado una oficina permanente de la Embajada de Francia en un hotel, que se ocupará de coordinar los medios franceses", indicó el secretario de Estado, que por la tarde lanzó un ramo de flores al mar Rojo en memoria de las víctimas mientras, en el horizonte, se podían ver los barcos trabajando en las labores de rescate.

Sharm el Sheij, una localidad turística normalmente ajetreada, vivía ayer una extraña calma. La Bahía de Naama, que suele estar llena de windsurfistas, estaba ayer desierta por imperativo legal: las autoridades habían cerrado este golfo para facilitar la labor de los equipos de rescate.

Funeral en París

Mientras, ayer, en París, en la catedral de Nôtre Dame, en presencia del secretario de Estado de Transportes y de la esposa del primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, el cardenal Lustiger dedicaba la misa de Epifanía, en presencia de unas 2.000 personas, al recuerdo de los 133 desaparecidos.

Y también en París se ponía en marcha la maquinaria judicial: el fiscal general, Jean-Louis Nadal, abría una investigación judicial "por homicidio involuntario" con el objetivo de "hacer todo lo posible para clarificar las causas del choque del avión".

El marco jurídico de la investigación judicial permite enviar investigadores franceses a Egipto. "Mientras no se hayan encontrado las cajas negras es absurdo avanzar hipótesis alguna", afirmaba Nadal ante periodistas que le preguntaban sobre si se privilegiaba la explicación de la avería técnica, el error de pilotaje, el sabotaje del aparato, un defecto de mantenimiento del avión, un problema ligado a una mala distribución de las maletas en la bodega o cualquier otro imponderable.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de enero de 2004