El camarero de un restaurante frecuentado por el terrorista Mohamed Atta es ahora el centro de una pugna judicial entre la prensa y el Gobierno de EE UU. Más de una veintena de grupos mediáticos, incluidos los principales rotativos y la cadena CNN, demandaron ayer ante los tribunales la apertura del sumario del argelino Mohamed Kamel Bellahouel, detenido tras el 11-S en Miami y procesado bajo absoluto secreto.
Su caso ni siquiera constaba en los registros de los distintos tribunales por los que ha ido pasando, a excepción de unas horas en que un funcionario lo puso por error y un periodista del diario Miami Daily Business Review lo descubrió. Aunque Kamel aparentemente no está acusado de terrorismo, su caso es paradigmático de la política de secretismo del Gobierno, que atenta contra el "interés del público", según la demanda interpuesta ayer por 23 medios de comunicación y organizaciones legales.
Los cargos en su contra, si es que se le acusa de algo, son un misterio. Sólo ha trascendido que el Gobierno le ha utilizado como testigo contra Zacarias Moussaoui, al que consideran el piloto número 20 de los atentados del 11-S. La parte pública de la apelación de sus abogados ante el Tribunal Supremo aduce que "se han incumplido normas de transparencia judicial".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de enero de 2004