Un grupo de delincuentes disfrazados de soldados asaltó ayer una cárcel mexicana y liberó a 25 presos, entre ellos cinco sicarios del poderoso cartel del Golfo, según informaron fuentes oficiales. Un centinela mató a uno de los evadidos. La fuga se produjo en el penal de Apatzingán, en el suroeste del Estado mexicano de Michoacán, y el comando que la ejecutó estaba integrado por cerca de 40 personas, de acuerdo con la información facilitada por las autoridades del Estado, situado a cerca de 300 kilómetros al noroeste de la capital federal.
"En total fueron 25 presos los que se llevaron, de ellos uno murió, dos más se entregaron voluntariamente y otros tres fueron ya recapturados", según Raúl Ocegueda, director del penal. José Alfredo López Ciprés, de 25 años, que cumplía condena fue devuelto por su madre. "No tenía intenciones de irme, pero me sacaron por la fuerza", declaró. La audaz evasión se produjo hacia las 3.20 de la madrugada (hora local, 20.20, hora peninsular española), después de haber neutralizado a cinco vigilantes. El comando irrumpió a bordo de nueve vehículos armados con rifles y metralletas, vestidos con uniformes policiales y militares.
Sus cabecillas se identificaron como mandos con órdenes de revisar la prisión. Al pedírseles la documentación que acreditara la misión encomendada, desenfundaron las armas y se originó un intercambio de disparos. Los delincuentes habían controlado antes a los centinelas de las garitas exteriores y pudieron llegar hasta la oficina del director de la cárcel, que alberga a 471 internos, a quien golpearon. Fuentes oficiales no descartan algún tipo de complicidades entre funcionarios penitenciarios y el grupo asaltante, al parecer adscrito al cartel del Golfo, que dispone de dinero de sobra para corromper, sobornar o forzar colaboraciones bajo amenaza de muerte.
Entre los fugados se encuentra Cipriano Mendoza, alias El Remi, detenido en noviembre por secuestro y asesinato. Este delincuente y otros cuatro que consiguieron huir fueron identificados por algunas emisoras de radio como sicarios de la banda de narcotraficantes, que opera en el noroeste de México, principalmente en el Estado de Tamaulipas, en el noreste del país y costas del atlántico mexicano. Su jefe, Osiel Cárdenas, fue detenido en marzo del 2003 en la ciudad fronteriza de Matamoros durante un choque a balazos con el ejército. Cumple condena en La Palma, un establecimiento de alta seguridad del Estado de México.
"Un convicto llamado Fernando Coria murió mientras trataba de escapar", dijo Lorena Cortes, portavoz de la Fiscalía General del Estado. "Aparentemente, un guardia le disparó a distancia". "No descartamos la posibilidad de que el comando fuera enviado por el cartel del Golfo, agregó otra fuente. Los golpes asestados al narcotráfico por el Gobierno de Fox han sido muy aplaudidos por Estados Unidos. En total cerca de 15.00 personas han sido detenidas en esa lucha, según fuentes oficiales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de enero de 2004