Los hinchas del clásico Rioja fino, que se cuentan por centenares, lo tienen difícil para armonizar con la torta del Casar. Su cremosidad y sabor fuerte y un poco picante hacen necesarios vinos robustos con mucho cuerpo y buena acidez para maridar con este queso que es la joya de todos los que se elaboran en la Península Ibérica.
Si de vinos robustos hablamos, podemos decantarnos por una zona que está ganando prestigio dentro del panorama nacional: El Bierzo, en la provincia de León. Sus variedades autóctonas, como la tinta mencía o la blanco godello suponen un aire fresco, innovador y de calidad al amplio mercado del vino.
Hasta el Bierzo se desplazó la familia Palacios, con casa cuna riojana, después de triunfar en el Priorato con su Finca Dofí y L'Ermita. Su apuesta se centra en explotar todo el potencial de calidad que encierra la casta mencía. Para ello compraron viñas viejas, incluso prefiloxéricas, plantadas en laderas donde las pendientes obligan a hacer las labores de campo a mano y que darán vida al vino de la casa Corullon.
Es un tinto elaborado con mencía y con sólo 12 meses de crianza, un mosto vigoroso, potente, pero elegante, donde los aromas frutales y minerales se ven acompañados de hierbas aromáticas, muy amplio en boca, con estructura, lo que le da profundidad y permanencia en boca. Realmente un vino distinto y elegante, para disfrutar con la torta.
Sin abandonar el Bierzo, hay que señalar también una bodega con raíces bercianas como Castroventosa. El joven Raúl Pérez ha cogido el testigo familiar para seguir elaborando vinos. Su tinto Valtuille nace de la selección de sus mejores viñedos de Mencía y viene a ocupar un lugar entre los grandes y escasos tintos de guarda en este país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de enero de 2004