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El robot 'Spirit' tiene el entorno despejado para avanzar por el suelo de Marte

Los científicos empiezan a bautizar los rasgos geológicos que ven en las fotos del cráter Gusev

El panorama que se aprecia en las primeras fotografías enviadas por el robot geólogo Spirit, que llegó el domingo pasado al suelo de Marte, han tranquilizado a los responsables de su navegación y control, ya que no presenta obstáculos importantes que dificulten sus primeros movimientos. Además, las rocas que se vislumbran en la extensa llanura del cráter Gusev satisfacen a los científicos que las estudiarán con ese laboratorio móvil. Spirit está aún fijado en el módulo en el que llegó a Marte y no lo abandonará hasta dentro de ocho días, cuando sus sistemas hayan sido desplegados y verificados.

La rampa por la que tiene que descender al suelo el vehículo todo terreno está apoyada con sólo dos grados de inclinación a una altura media de la superficie de unos 37 centímetros, ha explicado la NASA tras los análisis de los datos enviados por el Spirit. El robot está orientado hacia el Sur y no hay rocas grandes que obstaculicen su camino, ha dicho la jefa de operaciones Jennifer Trosper, investigadora del JPL (Jet Propulsion Laboratory, en(Pasadena, California). El JPL esperaba la pasada madrugada las primeras fotos de alta resolución en color, una vez desplegada la antena principal del Spirit, informa space.com

El Spirit llegó al planeta rojo el domingo de madrugada, hora peninsular, después de un viaje de casi siete meses desde la Tierra. Para el próximo 25 de enero está prevista la llegada de su gemelo el Opportunity al otro lado de Marte. Estos dos laboratorios móviles, producto del trabajo de un millar de personas entre científicos, ingenieros y técnicos, bajo la dirección de Peter C. Theisinger, deben trabajar al menos durante tres meses.

"Me quito el sombrero ante el equipo de navegación porque han hecho un fantástico trabajo llevándonos exactametne a donde nosotros queríamos", comentó el domingo, tras el descenso del módulo, Steve Squyres, de la Universidad de Cornell y responsable del equipamiento científico de la misión.

El cráter Gusev, una hondonada de unos 150 kilómetros de diámetro, fue seleccionado entre decenas de lugares posibles para hacer descender el Spirit atendiendo a las exigencias, normalmente contrapuestas en estas misiones, de científicos e ingenieros. Los primeros quieren un sitio variado y bien surtido de piedras diferentes para estudiar, mientras que los ingenieros responsables del descenso de la sonda al suelo y de los desplazamientos del vehículo, preferirían prescindir de esa pesadilla de rocas y pasear el robot por un terreno llano, liso y poco accidentado.

La NASA ha informado que mediante la correlación de las primeras imágenes tomadas por el Spirit con fotografís previas que habían enviado las naves en órbita allí, el equipo de la misión ha determinado que el geólogo automático está en una zona donde de aprecian muchas marcas de torbellinos que han levantado el polvo brillante y han dejado a la vista la grava oscura de debajo.

El lugar, según la NASA, parece diferente de los otros sitios donde descendieron antes en Marte otras misiones: las Viking en 1976 y Pathfinder en 1997.

Los científicos de Cornell han manifestado ya su entusiasmo por los rasgos del entorno de Spirit: "Parece un lugar hecho a medida para nuestro rover, con muchas rocas pequeñas para analizar y un terreno excelente para moverse", afirman. Están discutiendo a dónde enviarán el robot a realizar sus primeros análisis y ya han empezado a poner nombre a los rasgos que ven en las imágenes. "La opinión mayoritaria es favorable a ir, en primer lugar, hacia un punto que hemos bautizado Sleepy Hollow", han dicho.

Ambos vehículos, cuyo coste asciende a 830 millones de dólares, tienen el objetivo explorar sus dos diferentes zonas de descenso en Marte y buscar en ellas los rastros del agua del pasado: desde la granulación de las rocas hasta su orientación y su composición, sin olvidar el reconocimiento de sedimentos que puedan indicar que hubo allí masas de agua líquida.

Tras el descenso el módulo que arropaba el robot se abrió y dejó expuesta su carga. Pero Spirit seguirá sujeto a la plataforma hasta que, tras elevar el mástil de 1,5 metros de altura con la cámara de alta resolución, extienda sus patas con ruedas, y compruebe que funcionan todos los dispositivos. Entonces empezará a rodar muy lentamente por la rampa hasta el suelo. La próxima semana, los geólogos le irán indicando dónde tiene que trabajar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de enero de 2004