Dos piratas occidentales aún sin localizar llenaron el Fullbeck, un barco de 25 metros sin bandera ni registros anteriores, de inmigrantes africanos dispuestos a entrar en Europa de forma irregular tras pagar cada uno de ellos 500 dólares. Recogieron africanos en Guinea Conakry, Senegal y Mauritania, y desde ahí enfilaron rumbo a Las Palmas. El barco, con las bodegas abarrotadas de inmigrantes y con dos occidentales de piel blanca al mando, embarrancó la noche del miércoles a 200 metros de la Punta de Rasca, al sur de Tenerife. Los piratas tuvieron tiempo de desembarcarlos a todos en una lancha fuera borda. Luego, huyeron. La Guardia Civil cree que viajaban entre 110 y 120 africanos, de los que detuvo ayer a 92. Entre ellos no estaban los traficantes.
Uno de los detenidos, Daniel Kamala, hunde su cabeza entre las rodillas mientras espera el alta médica en el agitado pasillo de urgencias del Hospital de La Candelaria. Habla inglés, con voz muy cansada. Asegura desconocer dónde está, ni qué pasará en el futuro. Agradece el tratamiento hidratante, mientras espera a un compañero de viaje, operado de una fractura en la tercera falange del dedo corazón, infectada desde hace más de cuatro días, según informó Antonio Felipe Martín, coordinador médico del servicio de Urgencias.
Daniel Kamala era pescador en Karbala, un barrio cercano a Freetown, la capital de Sierra Leona. Está casado y no quiere un futuro incierto para su hija Weelate, de nueve años, y para su hijo Nelson, de 5 años. Bordeó la costa caminando hasta cruzar la frontera con Guinea Conakry y, allí, encontró alguien que anunciaba un viaje como si fuera un comercial de una oficina de turismo: "Palmas, Palmas". Pactó el precio, 500 dólares, y embarcó. Ya había otros africanos en el interior de la bodega del barco. "Los primeros días de navegación fueron los peores. Cuando llegamos a Senegal, el mar mejoró", relata.
Tras la escala en Dakar, el pesquero Fullbeck y su lancha fuera borda, pegada al casco, recaló en Mauritania, y desde allí puso rumbo a Las Palmas con más de 100 africanos a bordo. Durante los 12 días en alta mar, los inmigrantes podían entrar y salir libremente de la bodega. "Había días con mucho frío, pero cuando teníamos calor, podíamos salir a cubierta", recuerda Kamala. La comida y el agua se acabaron pronto.
Diez de los detenidos a su llegada a Tenerife fueron atendidos en un centro sanitario de Playa de Las Américas con hipotermia, deshidratación, pequeñas lesiones y síntomas de gripe. "Llevaban muchas horas sin comer ni beber, posiblemente más de 24 y, sin estar en estado de shock, sí se mostraron muy asustados y requerían toda nuestra atención", explicó Tomás Febles, director médico de Hospiten Sur.
La noche del miércoles, al barco se le abrió una vía de agua y los dos piratas decidieron desembarcar a sus 100 pasajeros en la lancha auxiliar, antes de que empezara a hundirse a 200 metros de la Punta de Rasca, en el municipio de Arona, al sur de Tenerife. Tras el desembarco, se dieron a la fuga. La Guardia Civil detuvo a 92 inmigrantes, entre ellos dos mujeres, que dijeron que procedían de Liberia, Gambia, Sierra Leona, Nigeria, Camerún, Zaire y Congo.
"Todos allí esperan emigrar para mejorar su vida, para que tus hijos no sufran lo mismo que tú; por eso te embarcas, para buscar una salida a tus hijos", reflexiona Daniel Kamala en el hospital de La Candelaria.
Sólo en esta segunda semana del año han arribado a las costas canarias más de 500 inmigrantes irregulares. Los últimos 208, entre ellos 4 patrones, llegaron de forma simultánea en 8 pateras la noche del pasado miércoles a Fuerteventura.
Por otra parte, ayer fueron detenidos por la policía de Tetuán siete emigrantes clandestinos a bordo de una embarcación neumática en la zona de Mdiq, a unos 14 kilómetros de la costa española, informa Efe. Según fuentes oficiales unos 27.000 aspirantes a la emigración clandestina, entre ellos 8.822 ciudadanos de países subsaharianos, han sido detenidos en Marruecos en los 10 primeros meses de 2003.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de enero de 2004