Esta sociedad convierte lo original, lo poco común, en raro, en el sentido peyorativo de la acepción. Las excepciones están condenadas a la exclusión. Si has nacido en Madrid y tu nombre de pila no supera los doscientos casos, no mereces aparecer en la lista de los 25 más populares. Ni siquiera en una de "raros". (El padre de Guilhem).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de enero de 2004