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Un logroñés "feliz con su tarea"

Juan Carlos Martínez, de 39 años, reside desde hace más de 10 en Brasil. Nacido en Logroño en 1964, hizo los votos como religioso de la Congregación Misioneros de la Consolata en 1987. Su primer destino fue Málaga, donde apoyó iniciativas juveniles en pro de las misiones.

En 1993 fue enviado a Roraima. Allí "trabaja en la formación de jóvenes indígenas como líderes de poblados", según el superior de la congregación en España, Álvaro Palacios. Martínez ejerce parte de su misión en una escuela de formación agropecuaria. "Le gusta lo que hace. Está feliz en esa tarea", dice Palacios.

Durante una década, Martínez ha trabajado con otros misioneros en crear "la conciencia de unidad" entre las tribus indias y en que éstas reivindiquen "el derecho a vivir conforme a sus costumbres", detalla el superior.

En esa línea, Martínez, al igual que la Iglesia brasileña y numerosas ONG, apoya la creación de la reserva.

Desde que se produjo el secuestro, Palacios se mantuvo en contacto permanente con la madre del misionero.

Por su parte, la Embajada española había recibido información de la policía brasileña en el sentido de que los secuestrados no habían sido maltratados. El primer consejero de la legación, Héctor Núñez, manifestó antes de la liberación que la Embajada no había conseguido enviar ningún representante a Roraima para comprobar la situación. Palacios aseguró que la Embajada "ha tenido una intervención buena desde el primer momento".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de enero de 2004