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OPINIÓN DEL LECTOR

Mala experiencia en Barcelona

Disfrutamos de un agradable viaje a Barcelona durante la primera semana del año. Todo muy bien hasta el último día: son las 18.30 horas, acaba de anochecer y a la salida del hotel, en una conocida calle de Barcelona, muy cerca de la estación de Sants, un supuesto turista nos aborda en la calle preguntando en inglés por la dirección de un hotel desconocido. Al intentar ayudarle nos damos cuenta de que algo no cuadra, sobre todo por el especial interés en saber si nosotros también somos turistas y por la insistencia en hacernos perder tiempo... De repente aparecen dos individuos de aspecto extraño, corpulentos, trajeados y con pinganillo en la oreja, enseñando ostentosamente unas placas para pasar por policías. Ante la sospecha fundada de ser víctimas de un asalto, no sé todavía cómo pudimos escapar corriendo, a pesar de las voces violentas y amenazadoras con que pretendían amedrentarnos. Los hechos fueron puestos en conocimiento tanto del hotel como de la comisaría de policía de la estación de Sants. Si bien hemos salido ilesos de esta desagradable experiencia, quisiera poner de manifiesto este truco que desgraciadamente hemos podido experimentar personalmente y que parece ser utilizado con relativa frecuencia para engañar a turistas extranjeros, con la finalidad de desvalijarlos tras un rápido y agresivo registro, en las cercanías de estaciones y aeropuertos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de enero de 2004