Tropas danesas destinadas en el sur de Irak han hallado 26 proyectiles de mortero de 120 milímetros envueltos en plásticos con restos de lo que parece ser gas mostaza, aunque habrá que esperar al resultado definitivo de los análisis, según informó ayer un portavoz militar. Los expertos aseguran que es muy posible que los proyectiles encontrados pertenezcan a la época de la guerra que Irak mantuvo con Irán entre los años 1980 y 1988, pues su estado indica que llevan enterrados unos 10 años.
Las primeras pruebas efectuadas el viernes por los soldados daneses -que trabajan en el sur de Irak bajo mando británico- detectaron restos de un líquido sospechoso, el mismo en los 36 proyectiles y que parece gas vesicante (utilizado en el gas mostaza). Las armas químicas fueron profusamente utilizadas durante la guerra entre Irak e Irán. Los supuestos arsenales químicos y bacteorológicos del régimen de Sadam Husein sirvieron de excusa a EE UU y Reino Unidos para lanzar la última guerra.
Los soldados que descubrieron el enterramiento, situado a unos 75 kilómetros al sur de Amarra, creen que en ese lugar, una carretera en construcción, podría haber más proyectiles enterrados. Expertos británicos y estadounidenses participan en los análisis. El resultado se conocerá en dos días.
No muy lejos de donde se ha producido este hallazgo, en Amara, al sureste de Irak, la policía iraquí y soldados británicos dispararon ayer sobre una manifestación de parados que reclamaba trabajo. Al menos cinco personas murieron, uno de ellos por disparos de los británicos, informó el portavoz militar del Reino Unido Paul Wightman.
Un médico señaló que, además, al menos siete personas resultaron heridas. Según la versión oficial, la policía iraquí se vio obligada a emplear sus armas cuando los manifestantes lanzaron piedras.
Por otra parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha entregado una petición formal a la Autoridad Provisional de la Coalición en Bagdad para visitar al presidente depuesto de Irak, Sadam Husein, y asegurarse de que está siendo "bien tratado". El portavoz del CICR en Ammán, Muin Kassis, afirmó que el CICR ha planteado su petición "tras la declaración del Pentágono de que (Sadam) es considerado prisionero de guerra".
"Según la Tercera Convención de Ginebra, personal de Cruz Roja está autorizado a visitar al antiguo presidente iraquí y a otra gente detenida por las tropas de la coalición para cerciorarse de que viven en condiciones decentes y están siendo bien tratados", señaló.
La Convención de Ginebra también contempla que un prisionero de guerra pueda comunicarse con su familia, ser protegido de la curiosidad pública y de presiones de cualquier clase durante su interrogatorio, el acceso a comida y agua y a una adecuada asistencia médica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de enero de 2004