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Trabajo permuta con el Ayuntamiento de Granada dos sedes sindicales

Zaplana convierte el acto en un alegato a favor de la Constitución

El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana, acudió ayer a Granada a la firma de un acuerdo con el ayuntamiento de Granada según el cual Trabajo da dos sedes ministeriales a cambio de que el consistorio construya otras dos en terrenos municipales. El acto era sólo formal, pero Zaplana lo aprovechó para loar la Constitución y atacar al PSOE. Unos 300 granadinos abuchearon al ministro a su llegada.

Zaplana y el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, firmaron el acuerdo por el que el Gobierno central cede al Ayuntamiento de Granada el edificio que alberga las dos sedes de los sindicatos en la capital. Al acto acudió el secretario general de UGT, Cándido Méndez. Según el acuerdo, formalizado por el decano de los notarios de Granada ante unos 50 altos cargos del PP y de sindicatos y empresarios, el Consistorio se queda con las dos sedes sindicales y a cambio construirá en dos terrenos y antes de 28 meses unas nuevas instalaciones para los sindicatos y los empresarios granadinos.

El Ayuntamiento cederá el actual edificio sindical para la construcción de un hotel. La operación supondrá un mínimo de nueve millones de euros para el ayuntamiento.

En su intervención tras la firma, Zaplana se desvió pronto del motivo de su visita: "Con este compromiso demostramos la importancia del diálogo social consagrado en nuestra constitución, una de las más avanzadas que existen". El ministro añadió que no hay razones para cambiarla en función de las hipotecas de un partido "en un determinado lugar", dijo sin referirse directamente al PSOE.

Zaplana había aplazado su visita cuatro veces en el último año. Señaló que el retraso se debió a problemas jurídicos en el acuerdo. A su llegada, el ministro de Trabajo se encontró con la pita de unos 300 granadinos de la zona norte de la ciudad. Estos, ocultos hasta segundos antes de la llegada del ministro, abuchearon a Torres Hurtado, que, aseguran, les prometió empleos durante la campaña electoral. Durante todo el acto se escucharon voces desde la calle contra el alcalde, que sonreía cuando los gritos arreciaban.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de enero de 2004