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El ex secretario del Tesoro de Bush niega haberse llevado papeles secretos

O'Neill dice que el presidente decidió la invasión de Irak antes del 11-S

"Soy viejo y rico. No hay nada que puedan hacer para dañarme", escribe Paul O'Neill en la revista Time. El anterior secretario del Tesoro de George W. Bush, destituido en septiembre de 2002, niega haberse llevado documentos secretos, como le acusan desde el Gobierno, y de filtrarlos al periodista que ha escrito el polémico libro El precio de la lealtad. En él, O'Neill afirma que Bush tenía decidido derrocar a Sadam Husein meses antes del 11-S.

El escándalo no es tanto la afirmación en sí, sino que la hace un insider, un ministro del equipo de Bush del que el propio presidente, haciendo de tripas corazón, dijo en Monterrey: "Agradezco su servicio a nuestro país. Trabajamos codo a codo en tiempos difíciles".

La última versión de Bush sobre los planes para derrocar a Sadam Husein en respuesta a estas acusaciones es evasiva: "Como todos los Gobiernos anteriores, estábamos a favor de un cambio de régimen y por eso se elaboraba una política ajustada a ese criterio. Y entonces, de repente, llegó el golpetazo del 11-S".

Según un alto funcionario de la Casa Blanca citado por The New York Times, "es cómico sugerir que planeábamos la invasión nada más llegar al Gobierno". El portavoz de Bush, Scott McClellan, ha sido menos sutil: "Intenta justificar puntos de vista personales". Y el Departamento del Tesoro ha abierto una investigación para saber si el secretario ha incurrido en algún delito por utilización indebida de documentos clasificados.

O'Neill matizó ayer y dijo que se arrepiente de haber descrito a Bush, reunido con el Gobierno, como "un ciego en una habitación llena de sordos". Insistió en que es cierto que esta Administración siguió la senda de las anteriores en la búsqueda de una forma de librarse de Sadam y que su sorpresa fue ante el énfasis de Bush en continuar la tarea. En cuanto a los documentos secretos, aseguró que no ha violado ninguna norma, porque entregó al periodista lo que el servicio jurídico del Tesoro le había enviado cuando él pidió papeles para elaborar el libro. ¿Qué hará en noviembre? O'Neill respondió que probablemente votará por Bush, pero que EE UU "necesita exigir más a sus líderes".

Sin papeles secretos

O'Neill recibe grandes elogios de la prensa y los comentaristas más críticos con el Gobierno y ataques desde el poder y los medios afines. The Wall Street Journal editorializaba ayer diciendo que, después de leer el libro "es extraño que el ex secretario del Tesoro no hubiera sido destituido antes". "La próxima vez, el presidente Bush necesita a un Don Rumsfeld en el Tesoro".

O'Neill entregó al periodista Ron Suskind, autor del libro que salió ayer a la venta, 19.000 documentos, "no clasificados", según Suskind. Pero en una comparecencia en el programa de televisión 60 minutes de la CBS, O'Neill mostró un papel en el que se podía leer la palabra "secreto". "Era solamente la cubierta de un documento al que no tuve acceso", asegura el autor del libro, en el que se relata la sorpresa del ex secretario del Tesoro al asistir a su primera reunión del Consejo de Seguridad Nacional, el 30 de enero de 2001, y comprobar cómo Irak estaba en el punto de mira. Lo mismo ocurrió dos días después, en una nueva reunión en la que, según O'Neill, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, tomó la palabra para decir que el derrocamiento de Sadam "demostraría cuál es la política de EE UU y ayudaría a transformar Oriente Próximo".

Independientemente del resultado de la investigación del Tesoro, las afirmaciones de O'Neill son cargas de profundidad contra la estrategia de la Casa Blanca sobre Irak: "En los 23 meses que estuve allí nunca vi nada que se pudiera caracterizar como prueba de la existencia de armas de destrucción masiva", reitera a Time O'Neill, que afirma que el plan de ataque se diseñó ocho meses antes de los atentados terroristas de Nueva York y Washington.

"Desde el principio existía la convicción de que Sadam Husein era un mal tipo y que tenía que irse", dijo en la CBS. En el libro son igual de claras las citas que se le atribuyen: "Si Sadam cayera, resolveríamos todo lo demás. Había que encontrar una manera de hacerlo. Ése era el tono de las reuniones. Y el presidente, que decía: 'Muy bien. Encontradme una manera de hacerlo".

O'Neill no es el único que pone en cuestión, desde dentro, la política sobre Irak. En un informe de 56 páginas que acaba de publicar la Academia Militar del Ejército se dice que la invasión ha sido "un error estratégico" y "una guerra preventiva innecesaria". El texto está firmado por uno de los profesores de la Academia, Jeffrey Record, que afirma que la estrategia de la Casa Blanca "promete más de lo que puede hacer" y pone en peligro la lucha contra el terrorismo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de enero de 2004