Esta mañana me he echado las manos a la cabeza con terror cuando, en la radio, he escuchado varias cuñas electorales (en un solo corte publicitario), por no hablar de la televisión últimamente. Mi sorpresa venía cuando, al final de cada una de ellas, no era el Partido Popular el que las "firmaba", sino el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Situación vergonzosa en la que el partido gobernante se aprovecha de esa circunstancia para gastar fondos públicos en su campaña particular. No se me ocurre una financiación más fraudulenta y descarada.
En fin, que la campaña electoral ya ha empezado. ¡Y yo sin saberlo! Bueno, yo... y todos los partidos de la oposición.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de enero de 2004