Se ha iniciado en Barcelona un debate entre asociaciones, el Ayuntamiento y la Federación Catalana de Ciclismo sobre la necesidad de implantar un seguro obligatorio para circular en bici,justo en el momento en que ésta se ha convertido en una alternativa en los desplazamientos urbanos. Ante esta situación, el Ayuntamiento debería jerarquizar sus preferencias en cuanto al modelo de circulación que se desea en la ciudad y llevar a cabo una política seria de implantación de carriles bici de forma masiva y sin complejos, ya que resulta evidente que no están a la altura de este nuevo fenómeno social que irremediablemente irá aumentando y cuya existencia, ni el automovilista más fundamentalista podrá poner en entredicho. La integración de la bicicleta como verdadera alternativa para desplazarse por la ciudad es un fenómeno que nos incumbe a todos -incluso a los que detestan la bici aferrados a sus volantes-, por ser el medio de transporte urbano más saludable, ecológico y barato. Hablemos de un probable seguro pero, antes que nada, demos una oportunidad a la bici, asegurando su existencia y su progresión mediante una prolífica red de carriles cuya demanda es mucho mayor que la referida a la implantación del mencionado seguro y, desde luego, mucho más justificada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de enero de 2004