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FOROS DE DAVOS Y BOMBAY

Una reunión marcada por la miseria

En la misma puerta del complejo en el que hoy será clausurado el IV Foro Social Mundial se reunían cada mañana decenas de niños y mujeres harapientos que solicitaban con insistencia una limosna a los delegados. Por mucho que cada uno de los visitantes se esforzase en contemplar el espectáculo como parte del paisaje habitual de India, la realidad era demasiado fuerte como para que no marcase de forma determinante esta conferencia.

El primer Foro celebrado fuera del confortable entorno político y ambiental de Porto Alegre, en Brasil, se ha visto desbordado por los problemas monumentales y acuciantes que se sufren en esta parte de Asia. Ello ha generado un cierto sentimiento de frustración no reconocida que hace que muchos de los activistas salgan de Bombay con más dudas de las que llegaron. De alguna manera se observa entre algunos delegados un gran alivio por regresar en enero de 2005 a Porto Alegre, aunque existe un compromiso no escrito de intentar dentro de dos años la aventura de una conferencia en África.

El Foro, explica un veterano militante antiglobalización, siempre se ha sostenido sobre el eje formado por Europa y América Latina. Todos sabían que no sería un verdadero Foro Mundial hasta que se acercase a los problemas de Asia y África. Pero en Asia se ha encontrado con problemas de pobreza extrema, separación de castas, conflictos religiosos y nacionalistas que no han sido los campos del trabajo de este organismo.

No es casualidad que los gritos procedentes de una multitudinaria manifestación de dalit (la casta de los intocables en India) silenciase el lunes los debates de una poco concurrida asamblea mundial de organizaciones contra la guerra en Irak. Por lo demás, esa asamblea no fue capaz de llegar a ningún acuerdo más que al de la convocatoria mundial de manifestaciones contra la intervención para el 20 de marzo, primer aniversario de la guerra. "Pero el debate fue muy rico en ideas", dice uno de los organizadores.

Es difícil hacer valoraciones sobre el estado de salud o las perspectivas del Foro después de Bombay. La gran dispersión de las causas que cobija es, al mismo tiempo, su debilidad y su mejor patrimonio. "Si dejamos que siga siendo un espacio de ideas, sobrevivirá; si intentamos convertirlo en un movimiento organizado, se romperá", pronosticaba un participante.

Joseph Stiglitz, el norteamericano premio Nobel de Economía, dijo que estaba interesado en este Foro, en cuanto le permitía alertar sobre los problemas que genera una política de liberalización sin límites. Cada uno de los que han estado en Bombay tendrá su razón para volver el año próximo a Brasil.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de enero de 2004