"Acierto", dijo Rafa Benítez, el técnico del Valencia. "Nos faltó acierto. Porque pegada, tuvimos, ¡joder si tuvimos! En los primeros 15 minutos pudimos encauzar la eliminatoria. Pero nos faltó acierto: como en esa ocasión que falla Albelda, solo ante el portero. Esa fue la diferencia entre el Madrid y el Valencia. Y el mejor del Madrid: César".
Benítez se lamentó de las ocasiones perdidas por Mista y Albelda y, junto a él, César comentó risueño -camiseta de Palop al hombro-, su parada ante Angulo. Luego reflexionó: "Pero quizá el resultado fue demasiado abultado".
"El resultado fue satisfactorio", proclamó Queiroz, el entrenador madridista, poco locuaz ayer, tras una victoria levantada en buena medida sobre el juego realizado por uno de sus jugadores más díscolos. Porque hacía tiempo que Queiroz se preguntaba qué cosa quería Guti. Porque cada vez que le había dado una oportunidad el técnico había detectado gestos de dispersión, de pasotismo, o de malhumor en un jugador cuyo talento bien vale un dolor de cabeza.
El aumento de su sueldo adherido a la renovación que le hizo el Madrid, dejó más desconcertado al entrenador, que no encontró razones para tal premio.
En realidad, Queiroz experimentó la sorpresa que padecen todos los entrenadores que han trabajado con Guti: desde Del Bosque a Iñaki Sáez pasando por Capello, Heynckes, Hiddink, Camacho y Toshack. Al principio, su admiración va emparejada con su incomprensión. No entienden los altibajos, la genialidad alternada con momentos de súbita e inexplicable ausencia espiritual en un tipo que por momentos parece un cuerpo extraño.
Ayer Queiroz necesitó colocar a Guti en un puesto fundamental. La baja de Zidane y la recolocación de Helguera en la defensa no dejaron muchas alternativas. Fue una decisión forzada que unió a dos personajes que no se soportan mucho. Pero si alguna vez funcionó el Madrid con armonía fue cuando Guti entró en contacto con la pelota. Otra vez quedó probado que el Valencia se le da bien.
Y Helguera brilló con 19 robos de balón. Beckham, al final expulsado por dos entradas, sacó 15.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de enero de 2004