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Crítica:CLÁSICA

Arte elocuente y expansivo

La Sinfónica de la Radio de Baviera cuenta entre las mejores orquestas de Alemania y, además, conserva el talante sonoro de las viejas formaciones. Desde comienzos del año pasado asumió la titularidad Mariss Jansons (Riga, 1943), un temperamento fogoso y una naturaleza espontánea y comunicativa en extremo que, cuando no convence, vence a la audiencia por la brillantez de sus versiones.

En su nueva aparición en los ciclos de Ibermúsica, la Bayerische Rundfunks y su maestro ofrecieron dos partituras no sólo importantes, sino también espectaculares: la Fantástica, de Berlioz, que data de 1830, y la Sexta sinfonía de Shostakóvich, que es de 1939.

Bien es verdad que Jansons teatraliza la sustancia dramática y apura las posibilidades de una sonoridad que acaba por dañar el ideal sonoro, lo que también atañe a su versión de Berlioz en sus pasajes más esplendorosos en contraste con momentos de una sutileza en la que el silencio y el sonido se integran como factores contrapuestos del discurso musical, tal en la Escena campestre.

Ciclo Orquestas del Mundo

Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. Director: M. Jansons. Obras de Berlioz y Shostakóvich. (Ibermúsica-Ibercaja). Auditorio Nacional. Madrid, 20 de enero

La audiencia cedió ante el acoso espectacular, pero también ante una realización excelente, segura y de admirable continuidad. Así, el éxito obtenido se prolongó con dos propinas, melódica y rítmica: Chaikovski y, nuevamente, Berlioz en la marcha de La condenación de Fausto. Hace años que Joaquín Rodrigo, en su misión de crítico, diferenció a los directores de antaño de los conductores que les siguieron, estirpe a la que pertenece por su misma naturaleza Mariss Jansons. Quiere decirse que el éxito fue total y sin fisuras.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de enero de 2004