Estudio de Stavrietsky y Ryabinin, 1999.
Al estudiar el diagrama, el lector vislumbrará un eventual mate de la torre blanca en h7, apoyada por el alfil. Pero el peón en d7 y la torre en e4 son estorbos para esa idea. Por tanto, lo primero que se analiza es 1 d8=D, para liberar la séptima fila, pero tras 1... Tf4+ (si 1... Ad8 2 Ae4, Ae7+ 3 Te7, d1=D 4 Th7 mate) 2 Tf7, Tf7+ 3 Rf7+, Ad8, las blancas tienen que agarrarse al empate con 4 Ac2. Otra posibilidad es controlar primero el peón negro, y retrasar las hostilidades contra el rey. Pero tanto 1 Ac2, Tf4+ 2 Re7, Tf1, como 1 Tb1, Te1 2 Tb2, Tg1, para dar jaque en g8, garantizan el empate. Bien, parece imposible que las blancas ganen. Pero un análisis muy profundo permite descubrir la idea maravillosa: ¿qué pasaría si quien se tapa del jaque en f7 fuese un caballo? Excepcionalmente, da la impresión de que el corcel sería más eficaz que la dama: 1 d8=C!! Pero la cascada de sorpresas no ha hecho más que empezar porque la mejor defensa es sacrificar la torre con 1... Te8+! (mejor que 1... Tf4+ 2 Cf7+, Tf7+ 3 Rf7 -pero no 3 Tf7, Ab4+, y ganan las negras- 3... d1=D 4 Tb8+, Ad8 5 Td8 mate; o bien 1... Ab4+ 2 Tb4, Te8+ 3 Rf7, Te7+ 4 Rf6, y las negras no pueden salir de la red de mate. Por ejemplo: 4... d1D 5 Th4+, Rg8 6 Ac4+, Rf8 7 Th8 mate) 2 Re8, d1=D 3 Rf8, Ab4+ (la captura del alfil sólo alarga la agonía porque la dama queda justo en la peor casilla: 3... Dd3 4 Cf7+, Rh7 5 Ce5+, con ventaja decisiva) 4 Tb4, Df3+ (o bien 4... Dd3 5 Th4+, Dh7 6 Cf7 mate) 5 Af5!! (el brillante toque final: no valía la evidente 5 Cf7+, Df7+ 6 Rf7, y otra sorpresa, ¡tablas por ahogado!) 5... Df5+ (aún hay más: si 5... Dh5 6 Th4!, Dh4 7 Cf7 mate) 6 Cf7+, Rh7 7 Th4+, Rg6 8 Th6 mate.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de enero de 2004