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OPINIÓN DEL LECTOR

Morir sin dolor

El 22 de enero se publicó la noticia de que el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona ha editado un documento que apoya la legalización de la eutanasia.

Tanto en el documento como en las notas de prensa se producen manipulaciones del lenguaje, sutiles, pero reales.

Un ejemplo es que ante el dolor del paciente terminal parece que tan sólo puede aplicarse la eutanasia activa, cuando existen servicios especializados dedicados al tratamiento del dolor y las curas paliativas (que, por cierto, en países donde está legalizada no existen o son muy precarios). Otra es poner al mismo nivel el no alargar la vida con medios extraordinarios (es decir, no caer en el encarnizamiento terapéutico) con la eutanasia activa, que implica un homicidio.

Finalmente, también se observa la negación de que la eutanasia es un homicidio. La legalización sólo despenalizará este tipo de homicidio, pero no cambiara su estado. Cuando un ser humano (sea o no médico) acaba con la vida de otro ser humano (sea o no un paciente) a eso se le llama por definición homicidio.

La legalización de la eutanasia no es la solución a los problemas que comporta el final de la vida, aunque algunos nos lo pretendan hacer creer.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de enero de 2004