Manuel Ramiro, además de presidente del consejo profesional de ESADE y miembro del International Advisory Board de esta escuela de negocios y vicepresidente de Empresa y Sociedad, era básicamente un ser humano, un amigo, un caballero que nos transmitía algo especial.
Le conocí cuando fue miembro de la primera promoción de Licenciatura&MBA de ESADE en Barcelona. Era el año 1958, cuando la Real Academia Española todavía no aceptaba la expresión de ciencias empresariales. Aquel año fue el de la estabilización económica en España y el del inicio de los planes de desarrollo. España empezaba a abandonar una economía autárquica para convertirse en una sociedad más abierta desde el punto de vista económico.
Manuel Ramiro fue siempre un renovador frente al inmovilismo. Permaneció 16 años como directivo, llegó a ser presidente, de la empresa de publicidad Lintas; una compañía ejemplo de innovación también. Y ocupó puestos de responsabilidad europea y mundial hasta que un hecho vital condicionó su carrera profesional y personal.
"He tenido un hijo con síndrome de Down: he redescubierto la esperanza", manifestaba Manuel Ramiro respecto al nacimiento de su hija. Contaba que siendo máximo responsable de Lintas, al poco de nacer su hija, recibió una llamada de su mujer preocupada por su estado. Él permanecía en Londres, y no pudo volver en dos o tres días a Madrid. Era 1997; al poco tiempo decidió abandonar la máxima responsabilidad en esa compañía para atender a lo esencial: la familia.
Afortunadamente, este abandono supuso nuevos compromisos para Manuel Ramiro: el Congreso Mundial sobre Síndrome de Down, el Comité Español de Special Olimpics, del que era en la actualidad vicepresidente, y la Fundación Síndrome de Down.
Por suerte para ESADE, su vinculación con la institución no dejó de crecer. Apenas hace seis meses todavía dirigía con su característica elegancia el consejo profesional de ESADE.
Carlos Losada, director general de esta escuela, le definió con exactitud cuando se enteró de su repentino fallecimiento: "Era lo que una institución como la nuestra pretende transmitir a sus alumnos: defensa de valores y compromiso ético del directivo. En ocasiones calificamos a los y directivos con adjetivos positivos como amigo, bueno, caballero, honrado, humano, etc. Estos adjetivos son exactos para definir la gran personalidad de Manuel Ramiro."-
secretario general de ESADE
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de enero de 2004