Assane G, de 34 años, llegó desde Senegal a España en 1997 en un viaje organizado por su universidad. Con un visado que caducaba a los 15 días, decidió quedarse en Sevilla para terminar sus estudios de filología. "Pero como no me pude matricular al no tener papeles, me tuve que poner a vender en la calle con mi primo", explica. Desde hace tres años tiene papeles y sigue vendiendo en la calle. "Ganó aquí más dinero que en mi país y puedo mandar dinero a casa". Allí tiene a su mujer y a sus hijas, de dos y tres años.
Está "contento" en España, aunque a veces le choca que "se meta a todos los inmigrantes en el mismo saco". Vende camisas, bisutería, relojes, carteras, corbatas y cds en el mercadillo del municipio sevillano de Bormujos un día a la semana. Los fines de semana lo hace en los mercadillos de la capital. Y cuando no llueve, vende por las calles más concurridas de la ciudad.
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Todos los meses manda a su país el dinero que gana, entre 200 y 500 euros. No espera reunirlo a fin de mes. "Si hoy me ha ido bien por la mañana, se lo mando a mi familia por la tarde porque ellos lo pueden necesitar mañana", señala. Assane está en la lista del Proyecto Retorno, una iniciativa para que los inmigrantes vuelvan a su país con el dinero suficiente para poder tener allí su propio negocio. Un final que espera y que le permitirá vivir con su mujer e hijas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de enero de 2004