La desmotivación entre los trabajadores de la Administración local es de una magnitud preocupante, así ha sido destacada en las conclusiones de un seminario sobre la Administración local en Almería.
La razón de la desmotiva-ción existente entre el 80% de los trabajadores de la Administración local debe atender a una causa, y sumamente justificada, como para poner en riesgo, o cuando menos ser objeto de una llamada de atención, por rendimiento desvariable o cualquier otro artilugio previsto legalmente un puesto de trabajo tan codiciado por un amplio sector de la ciudadanía.
Y mucho tendrá que ver en ello la autoridad local -concejales-delegados y, de manera determinante, los alcaldes-. Yo me atrevo a apuntar como origen de esa problemática a la discriminación y/o persecución políticas principalmente a que pudieren estar sometidos los funcionarios y personal laboral de ayuntamientos y diputaciones, hecho que alcanza su clímax durante el primer año de legislatura y con mayor fragor, ahínco y perseverancia si se ha producido un cambio de signo político en el equipo de gobierno.
Es en esta circunstancia cuando el funcionario padece las crueles consecuencias derivadas de una discriminación laboral y/o persecución por el simple hecho de militar en una determinada fuerza política distinta a la instalada en el poder. Existen, lógicamente, otros factores que pueden influir en esa relegación del trabajador, como puede ser el no sometimiento a criterios y demandas arbitrarias o torticeras por parte del gobernante de turno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de enero de 2004