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Tribuna:BALONMANO | Campeonato de Europa

Sólo dos jugadores tuvieron orgullo

Pareció al principio que la selección española había encontrado el camino en su partido de ayer frente a Rusia. Pero aquello sólo me sirvió para constatar algo que se ha venido repitiendo en todos los encuentros anteriores que ha disputado en este Europeo de triste recuerdo: el equipo ha ido siempre de más a menos y ha acabado muy mal todos los partidos. Eso demuestra una falta de consistencia total. Los jugadores deberían reflexionar profundamente sobre las causas de esta situación y plantearse por qué están en la selección.

Rusia se adaptó con rapidez al 6-0 inicial de España y luego Argilés acertó al cambiar a 5-1 con Hernández de avanzado. Pero en la segunda parte, los rusos habían resuelto ya todos los enigmas y jugaban sin problemas ni presión. Pasaron a dominar el partido en todos los terrenos, con suficiencia, mientras que nuestros jugadores se estrellaban de nuevo en la zona de ataque y cometían errores impropios de internacionales.

En España parecía faltar la tensión propia de la alta competición. Para mí sólo Lozano y Hernández la tuvieron y quisieron demostrar su orgullo. Cada uno debe exprimirse mucho más: están representando a España y han adquirido un compromiso con este equipo. Deberían pensar que ha habido muchos jugadores, técnicos y muchas otras personas trabajando muy duro durante muchos años para conseguir que el balonmano español tenga el prestigio internacional que ahora tiene. Algunos jugadores deben aprender lo que significa estar en el equipo nacional. Merecimos perder contra Suiza, y no lo hicimos. Pero se volvió a tentar a la suerte y esta vez nada pudo evitar la caída ante Rusia.

Nos queda un partido

Valero Rivera, ex entrenador del Barcelona.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de enero de 2004

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  • y me da miedo, a qué negarlo. No hay que buscar culpables entre los nuevos, los que se estrenan en la selección. Hay que mirar a otro sitio. Para mí quienes más debían aportar eran los que habían jugado ya en la selección con los mejores. Pero ellos ayudaron poco, aunque algunos querían ser los líderes. Un verdadero líder debe serlo dentro y fuera de la pista: con actitudes humildes.