La Audiencia de Alicante juzgó ayer a D. T. M., de 23 años, acusado de violar y matar a 33 navajazos en Benidorm a una prostituta el 23 de junio de 2002. El procesado admitió que apuñaló a la víctima en varias ocasiones porque, tras darle un puñetazo, pensó que ya estaba muerta. Tras negar que la violara, manifestó: "No sé lo que me pasó por la cabeza", declaró ante el tribunal de la Sección 3ª de la Audiencia de Alicante.
El procesado alegó que la mujer nunca le dijo que fuera prostituta. "Me negué a pagarle los cien euros que me pedía. Así que se puso nerviosa y empezó a pegarme", dijo. Fue entonces cuando el imputado le asestó un puñetazo y la dejó inconsciente. Luego, según el fiscal, la penetró y le asestó 33 puñaladas con una navaja. El ministerio público reclama para él 30 años de cárcel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de enero de 2004