He de decir de antemano que no milito en estos momentos en ningún partido político, y ya me gustaría, pero no encuentro referente en este campo. Sin embargo, sigo de cerca la vida política de este país y, fundamentalmente, la andaluza. Por ello, me atrevería a decir que la carrera por los 109 escaños del Parlamento andaluz se acaba de quedar sin un competidor: Izquierda Unida se ha caído de la parrilla de salida.
Durante cuatro años, Alcaraz, Valderas, Romero, Meyer, etcétera, se han dedicado a preparar el camino para gobernar con el PSOE de Manolo Chaves. Han dejado de ser un proyecto propio para estar más cerca programática y organizativamente del PSOE. Toda su estrategia electoral ha estado basada sobre este pilar, pilar que acaba de dinamitar Chaves al negarse a gobernar con Izquierda Unida en un futuro.
El coste ideológico y de militancia para imponer esta estrategia de "juntos contra la derecha" ha sido tremendo, tal vez porque el mensaje sonaba a otra cosa. Que sigan llamando a la puerta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de enero de 2004