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Tribuna:El 'caso Carod' y las elecciones andaluzas

Menos Carod, más Andalucía

La crisis en el Gobierno catalán por la entrevista del conseller en cap Josep Lluís Carod Rovira con dirigentes de ETA forma parte del argumentario electoral que utilizan los partidos políticos que concurren a las elecciones autonómicas del 14 de marzo. Dirigentes de los cuatro partidos con representación parlamentaria se pronuncian sobre si el caso Carod debe afectar a la campaña andaluza. Para Mar Moreno (PSOE) lo que está bajo "sospecha" es el Gobierno central por la filtración de la reunión; para el popular Antonio Sanz los andaluces deben conocer los efectos del pacto tripartito catalán por cuanto cree que perjudica a Andalucía. Diego Valderas (IU) y Antonio Ortega (PA) reclaman un debate andaluz.

Los acontecimientos insisten en darnos la razón en lo inapropiado de convocar elecciones conjuntas y separadas en Andalucía. Todos los días nos despertamos con el parte de guerra de las hazañas dialécticas de Zapatero y Rajoy mientras se elude constantemente el debate serio y riguroso sobre los problemas reales de Andalucía.

El caso de Carod añade un elemento nuevo y distorsionador en el necesario debate andaluz. Efectivamente, Carod Rovira se ha equivocado y debe dimitir. La lucha contra el terrorismo es cosa de todos y ninguna originalidad por bien intencionada que sea puede quebrar la unidad en esta línea de acción, como tampoco, por cierto, la apropiación partidista y electoral por parte del PP en una batalla que no permite deslealtades.

El caso de Carod Rovira está robando protagonismo a los andaluces

Carod, además, está robando protagonismo a los andaluces. No estamos teniendo un debate serio sobre la reforma del Estatuto y el modelo de Estado. Ni siquiera importa ERC, sólo PSOE y PP, que articulan de nuevo una visión sesgada de las cuestiones de Estado en torno a un bipartidismo reforzado. Y los que participan son cómplices del gran hurto a Andalucía. Carod no, pero los que niegan a Andalucía tampoco.

Evidentemente, la crisis de Carod abre una serie de incógnitas sobre las repercusiones electorales de su actitud. Todo apunta hacia una factura importante a pagar por el PSOE, cuya oferta electoral se presenta poniendo de manifiesto una crisis grave de liderazgo, una división táctica en materia de alianzas de imprevisibles consecuencias y, la que más influencia puede tener en Andalucía, la inexistencia de un modelo de Estado único y a la vez creíble.

Chaves tendrá ahora que confirmar que su propuesta de eje Cataluña- Andalucía no es posible, sobre todo por la insolidaridad que viene desde Cataluña, ahora demostrada no sólo en la fiscalidad, sino también en el tratamiento que Carod Rovira quiere darle a la lucha contra la barbarie terrorista. El presidente del partido socialista, Manuel Chaves, también tendrá que demostrar que con su propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía no estaba dándole cobertura al Plan Maragall. Si cae Maragall, ante el acoso de populares y de su propio partido, será una vez que caiga Carod y si ambos caen, caerá la teoría de Chaves, pero quien no puede caer es Andalucía.

Antonio Ortega es secretario general del Partido Andalucista.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de febrero de 2004